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Por la escalera del séptimo… (II)

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Por la escalera del séptimo se sube hasta ya veremos donde me
invento estos versos. Para poetas sin musas cansados de tantos
pleitos, para vecinos del quinto que en uno más verán frio. Para
mis propios amigos que a veces vienen perdidos u encontrados
en sí mismos; inspirados por mi estilo e invitados a entendernos
sin que se pierdan mi enredo, para que puedan vivirme cuerdo,
loco y con sentido como poeta maldito…

Para la puerta de al lado que vive en un otro sitio bien separado
del mío y que respeto sin vernos. Para mi amor repartido cuando
digo que es sincero, para el cariño que tengo por quienes leen mis
versos; hoy les recuerdo que entiendo a la silla del cuarto piso.

Pero yo subo hasta el mío tan irónico como puedo, a descargar mis
sentidos tecleando letras al cielo.

Por la escalera del séptimo he titulado estos versos para pensares
Ingenuos comprometidos y eclécticos. Para enemigos que tengo
que no sé por qué surgieron porque yo busco a entenderlos;
porque yo no juzgo incierto pero constato lo hecho. Y entiendan
bien lo que digo, no sigan perdiendo el tiempo ya que incluso
persevero cuando me cansa el destierro.

Y por eso les recuerdo que no voy a cambiar mi estilo aunque
me edite yo mismo; yo no mendigo, yo creo. Yo me reconozco
entero como el concepto de lo hecho y terminado en entero. Nada
que ver con los mitos, yo quiero vivir mi tiempo como se dice en
los libros:

Yo aprendí con los que hicieron y luego lo oyeron dicho, y a los que
todo lo vieron también los escuché a toditos; o les leí sus principios
para equivocarme menos. Como la silla vacía que en el cuarto piso
es pueblo nuevo para viajeros sedientos. Y en el sexto es un espejo
colgado de un cielo abierto que inspira a seguir viviendo siempre
mirando hacia arriba.

Arriba, para arriba y arriba; como repito escribiendo cada vez que
puedo hacerlo, como termino diciendo…

¡Para Arriba, hacia arriba y arriba; por la escalera del séptimo!

Pic. by Ariel Arias.



Archivado en: Poemas existenciales

¡Yo estoy seguro que es ella!

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No me digan que no es ella si no la han
vistos durmiendo, la boca abierta hasta
el cielo y sus dedos mudos mordiendo,
sus ojos grandes abiertos y sus cabellos
tan negros enredados en mis dedos.  

Estoy seguro que es ella la que en esta
foto vemos. No tengo dudas de ello
porque conozco sus vellos; y la sombra
de su exquisito cuerpo se pasea por mi
cerebro hueco, que ella llena de deseos.

La recuerdo envuelta en fuego con sus
labios de caramelo derretidos en incienso;
y sus vestidos de domingo estrujados por
el suelo, los recuerdo como a aquellos
que un día le rompí gimiendo.

No me digan que no es ella la que me
llama cuando llego desde el balcón del
tercero. Y créanme que no me invento
un cuentos, yo reconozco sus espectro
aunque se muestre de lejos.

No pueden negarme que es ella ya que
soy yo quien la he hecho. Y ella misma
me sirvió de modelo cada vez que tuve
deseos de verla en un verso nuevo,
llena de amor y misterios…

Porque a veces la veo en sueños y luego  
la describo sonriendo con su cuerpo
bendecido con aguas de rio arriba. Y por
sus cascadas cayendo sobre mis lagos de
tinta que la calcan sin secretos.

Con su amuleto en el cuello y en su cara
una sonrisa tímida, la más bonita que
exhiban las hembras más bellas que
existan; desnuda y excitada como Ninfa,
y cantando como una Diva mítica.

Recuerden siempre que invierto el rol
que toca a mis pilas, que en negativo
positivan y en neutro encienden mis
velas. Y recuerden que el adiós parte
lejos, cuando la bienvenida llega.

Lo sé porque en sus polos hay hielos que
refrescan mi universo sediento ávido
de ardor y sin celos. Y sé bien que en su
verano eterno el sol calienta sincero; y
que en sus primaveras llueve en serio.

Yo estoy seguro que es ella la musa
que me dicta versos. Y a quien no
me crea lo reto a que le pregunte sin
miedo; y si no la encuentran rezo,
que vuelva y me inspire nuevos.

Para que puedan creerme después
de haberla descrito en estos, que
estoy seguro que leyeron completos;
descubriendo que la quiero, con
todos mis sentimientos. 

 

Pic. by Tony Cantero Suárez.



Archivado en: Poemas eróticos

Yo los llamo pedoncables.

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Una bomba cayó en un pueblo por donde pasaba un día, en un sueño malo de esos a los que llamamos pesadillas. Y en los que a veces nos vemos y luego perdemos la pista si en fin no ha pasado nada. Pero antes, segundos después de los truenos, nos vemos por allí, corriendo y escondiéndonos por donde podemos, metiéndonos hasta en los huecos del cenicero abierto. Con nuestras caras pálidas y ensangrentados los nervios; y solo pidiendo volver a verlos cuando pasen los tormentos. Cuando el mal rato no sea más que un reflejo de pensamientos engatusados que en la realidad nadie olvida. O con él, cargado en trizas gritando por la avenida, muerto en vida y sin poder hablarnos. Y ahí quedamos bajo el polvo y la metralla, borrados del no te vayas; y excomulgados de Mañanas Mágicas.

Si en el diccionario hay palabras ninguna se asigna a esta estampa, la he buscado y nadie habla ni en los más recónditos condados donde se cuentes historias sabias, extrovertidas o hilarantes. Por eso quiero que lean esto, aunque luego no les diga nada. Y si desean, pues partan, que palabras siempre hay tantas que hasta podríamos inventarlas, todas compuestas con letras, porque con números nos fallan. Esta es la historia de marras, y he aquí sus protagonistas:

Hablo de un niño hipotético que podría ser nuestro hijo más pequeño, de un ciudadano genético que muere sin haber comprendido por qué se fajan los más viejos. Que con la explosión y el ruido se quemó como madero, que han cortado del camino por donde lo habían plantado. Y de esos padres, sin ellos, por todo el jardín jugando. Que al creer se sienten perdidos, justo después del entierro, cuando realizan que han muerto. Que ya no queda más nada del aquel antaño del alma.

Que ahora se secan las ramas y que el árbol mudo anda, con la sonrisa excluida y con el alma fría y sin lágrimas, fundida en nieve y escarcha. Hielo y piedras que se tiran sin merecerlas sobre un cuerpo que no habla. El pelo ya no se estira y por detrás siente a caca, pues solo de dolor se jacta. Y el calor del túnel anda desafiando a las sonrisas, no vuelven más pues son tímidas; y nadie puede forzarlas… Voy a derretirlas; y basta…

Para pasar a la otra parte de esta estampa:

Una epidemia de neblina cubre otra parte del sueño y no deja ver la venida. Una dama que conduce un Fiat negro, ha bebido como los imprudentes, justo después que su esposo la tirara por los moños y la dejara en el suelo. Y que sin pensar a un que viene, se fue a olvidar su desdicha a casa de unas amigas. Y olvidó, como esos tontos de jueces que no admiten que Don accidente espía, y que sale por cualquier esquina; solo embriagarse de sonrisas, para quedar bendecida por la dicha. Y se perdió en la avenida que nos apresa en sus prisas hasta en las maquinas más lindas; y detrás venia su hija, pobrecita….

Y entre la niebla y las ruinas de ruedas, veo un hospital que se infarta como en una tarde de aguas por la autopista apurada. Espero a que la puerta se abra para comprender lo que pasa. La Viuda y el viudo atacan, pues les han devuelto las cenizas de sus almas mal amadas, aun mugrientas y mojadas, y diríamos que pestilentes. Y enlutados se reprochan sus derivas, pues han causado un holocausto que los ha dejado sin familia, sobre todo sin sus hijos que tanto amaban. Y los huérfanos de padres cantan a la indolencia de la adolescencia mundana que en la vejes nunca acaba, a ellos, los quisieron tanto como a nadie y los recordarán por siempre como a nada. Así se comprenden los desaires. Y se aceptan incluso los momentos en que los viejos no le hablaban, esas torpes noches en que llegaban tarde.

La estampa se queda frígida cuando la ambulancia llega a la puerta de la sala de esperas, cuando ya es tarde para tantas prisas. La madre llora perdida como he dicho al describirla; pero la niña extinta se refría y no le vuelve la vista. La madre llora indecisa antes de llamar al padre, los dos perdieron la riña y la única hija que tenían. Que se ha marchado a la deriva, con unos Ángeles que silban.

¡Esta no fue más que otra historia frustrada de esas que el mundo invanden! Y no sigo porque hay tantas que no vale la pena mentarlas.

Y ahora vengo a preguntarles: ¿Cómo llamar a esos padres?

¿Por qué la razón perdida no lleva un nombre elocuente, que sirva para distinguir como quedan los padres que han perdido su esencia y el fruto de sus delicias? ¿Por qué no existe en las letras un término vuelto a su génesis, que rompa con este esquema?  ¿Por qué, si los hijos mueren y los padres sufren de pena? ¡Y luego pasan revista, pensándolos todos los días! ¡Porque ese luto nunca termina; y se eterniza en sus vidas!

No los llamo pedoncables porque la palabra rime y le sirva a mi poesía. He hecho una mezcla de ciencias con popular de la calle, que sirva a todas las lenguas. Y si alguna duda les queda los invito a pediatría. Donde hay camas llenas de cables y de cabezas vencidas, con niños que pierden la vida por mil razones distintas. Porque la razón que me lo inspira ha dejado que mis sentimientos hablen, en nombre de esos padres sin dicha. Y desde hoy la ingreso al almanaque de mi diccionario errante. Hasta que vuelva otro día, con otra historia delirante; que recordará está misma.

Yo los llamo pedoncables, justo así, porque me tienta la estima el cantarle a la filosofía, porque palabras que digan no deben ser corregidas. Porque lo humano no calla, ni olvida a esas almas lindas que a toda hora presagian, mientras juegan a la vida en desiertos donde hay aguas; vanas y todas podridas. Hoy he querido expresar mi dolencia por quienes pierden los cables cuando algún hijo los deja; porque ellos parten el mundo en dos partes:

Aquí abajo, cuando en la tierra lo entierran. Y allá arriba, cuando en el cielo los ven que arden.

YO, LOS LLAMO “PEDONCABLES” !USTEDES JUZGUEN MI FIRMA, DANDOLE A VUESTROS HIJOS DICHA!

Google‘s picture.

 


Archivado en: Narrativa

Corazón quimérico.

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Tu dulce forma de cuerpo la he imaginado en un juego,
la he visto recorrer mis sueños y contra mi cuerpo
gimiendo. La he tocado con mis dedos y la he montado
hasta el séptimo. Y la he visto hasta en un huerto
cultivando tus deseos, con pétalos de Milsueños ebrios
esparcidos por mis versos, colmándonos de besos buenos.

Tu dulce piel de terciopelo y velo se me ha acostado en el
suelo imaginándolo un lecho, se me ha ondulado sin
frenos por una rampa en silencio. Le ha chiflado melodías
al viento sintiendo tu sirena ardiendo; y me ha bailado
un bolero, en Sol Mayor y a cuatro tiempos. Y tus suaves
labios de trueno, los he sentido sedientos por mi pecho.

Tus polvorientos adentros se han quedado sin palabras,
se han descrito suculentos ellos mismos con mis dedos;
y han festejado el deseo de sentir un fuego gélido que
le acalore la cama. Para que tus ramas caigan rendidas
sobre tu cuenca de agua hirviente, de magma en genes
vivientes; bajo el delta de tus ganas ávidas de humana.

Corazón sediento, trama y cuento para versos nuevos,
la victoria la has ganado en el intento. Consumiendo lo
pescado mar adentro, conllevándome en secreto, a tus
delirios quiméricos. Corazón vencido, has caído en las
laderas de mis libros, has sentido batir huevos y te has
frito las carderas de tu limbo; enaltecida en tu mito.

Me has besado y has amado endiablándome el pecado
con tus mambos de fino estilo mundano. Me has bailado
y has llorado en un teatro con lagrimas de cocodrilo
cándido. Todo un tierno privilegio concedido a mi sujeto
por la Reina de los tiempos nuevos. Me has dejado y me
has tomado vuelto trago; ensalivado amargo y perfumado.

Y te he dado con el vaso por tus labios, disfrutándolo.

Te he sentado, te he parado y he acostado; y  me has
cantado un verso clásico, mirándome de arriba a abajo.

Corazón quimérico, fuente azul llena de patos, bañadera
de intercambios apretados, luz de orgasmos mágicos
excitados y enjuagándonos. Juegos célicos y bélicos
orando, que al cadalso se nos lleve ya colmados. Guerra
en medio de un terreno ya minado con muchos copos
de estambre; regocijo al bien mirarte desnudándote.

Te he tenido unos minutos de tus años; y te he vivido
un largo rato disfrutándolos. Y me has besado como
un relámpago que va a apagarse por los prados, sobre
un árbol mágico. Y me has amado, hasta fundirnos en un
sueño rebuscado. Y te he inspirado lo que has dicho con
tus labios: Un te amo tanto; condensada, reposándonos.

¡Corazón quimérico, sueño dorado; bello presagio!

Picture by Ariel Arias.
Web du photografe: http://500px.com/ariasphotos

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Archivado en: Poemas eróticos

La amante del Camposanto…

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Salsa de labios con néctar de flor de prados mojados,
aguaceros como en mayo, hierbas verdes de verano.

Sudor, lágrimas, tabaco. Grito, gemidos, borrachos,
aguaceros como en mayo; y un yo te amo besándonos.

¡Vino tinto, velas, barcos; y nuestros cuerpos sudando,
copulando en un sudario, los dos ornados de ramos!

Cantan fanfarrias los pájaros y abejas reinas y
zánganos bailan las rondas de marzo. Ramos de rosas
de prados a los colores más cálidos se esparcen por todo
el rancho. La primavera cantando y el candor vuelto
verano susurrando, corriendo por el Camposanto…

Por unos besos colmados, por su cuerpo vuelto nardo,
con todo el tallo tallado; con las hojas de un poemario.

Para bañarla con pétalos que caigan de un cielo alto,
para libarle su néctar, sus deseos, sus encantos. Para
plantarle una rosa sobre su monte de Venus; y para
que florezcan los Milsueños de Cantero, por sus
adentros de ensueños, que van hasta donde quiero.

Aguaceros como en mayo, arcoíris, luces, bardos; la
primavera cantando y el candor vuelto verano. Solos
los dos disfrutando escondidos en el Camposanto,
detrás de un mármol borrachos y amándonos hasta
el pecado; que nos perdonen los Santos que excitamos.

¡Que nos inciten silbando si paramos!

Aguaceros como en mayo, como en los baños
romanos, sudando juerga, pegándonos y haciendo el
amor sobre bancos. Que nos perdonen los Santos
por nuestros tantos pecados; y que se envicie el
Camposanto, con muertos vivos mirándonos…

Cuando la toco se riega y desordena sus venas. Brotas
como luna llena sobre una ola de perlas. Se quema
como llama célica y se enciendes como estrella; y en
tinta mímica y piernas se da toda en un poema. Y gélida
como panal de abejas, orgasmiza sobre la glorieta.

Salsa de labios con néctar de flor de prados mojados,
aguaceros como en mayo, hierbas verdes de verano.

Sudor, lágrimas, tabaco. Grito, gemidos, borrachos,
aguaceros como en mayo; y un yo te amo besándonos.

Vino tinto, cera, gajos; y nuestros huesos rosándose,
viviendo por el Camposanto, tallando un  beso
embriagados. Un yo te amo incitado, en sol bien alto
tocándolo. Las notas de un verso clásico por nuestros
dedos rodando; y nuestras venas rimando un poemario.

Cantando viven los bardos, sueños de amor que
matamos, que no se acabe el pecado y que sigamos
gozándolo, bocarriba y vuelta abajo.  Aguaceros
como en mayo, su bello cuerpo de nardo me ha
dejado enamorado y muriendo por el Camposanto.

¡Aguaceros como en mayo; y los dos juntos mojados!

Picture by Ariel Arias. 

Web du photografe: http://500px.com/ariasphotos


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A un seno, al otro; al oráculo.

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Dunas de piel, sol y brisas; y azúcar tibia que eriza su carne
que broncea cálida. Vellos despiertos al día, caracolea por
la arena en sedimentos vertida;  y en letras negra me inspira
a vivirla por sus venas rojo tinta, que me ansían pervertidas.
 
Que a mis dedos desafían, con caricias que hipnotizan mi
alma bohemia; que en poemas le dedica finas letras, pues
se sabe consentida y dueña de ellas. Que en un oráculo
encueva y no se cansa de leerlas; pues el pecho le aceleran.
 
De flor de pradera y de algas gélidas se envicia, se las frota
como crema y se acaricia completa hasta sentirlas. Y se
huele como hierve y se siente en carne viva, como aman
las mariposas hembras, que en buen sentir se deleitan.
 
E hipocampos sobre piedras admirando sus lujurias se
eternizan, disfrutando las vivencias de una estrella que se
eclipsa en la marea. Y ella sabiéndose bella, se observa su
obra maestra y se complace con ella ya perdida en ella misma.
 
Y por su espalda sus cabellos sueltos andan como toros en
manada. Y por su pecho dos botones se dilatan, se ensanchan,
se agranda y se entallan como corolas de flor de nata. Y al filo  
en senos se aclama; y me reclama a campanadas ya borracha.  
 
Desabrocha sobre hilos sus guirnaldas excitadas y sobre la
azotea marcha cárnica y embelesada. Y en la plaza provinciana
se ven bardos, divas y santas. La estatua en cera de un hada y
una vela iluminada en la distancia, encendida en llamaradas.
 
Y desde la ventana de marra donde mis ojos abarcan esta
estampa erotizada e incendiaria, veo la sombra ecuestre de su
soberana ondulando quijotesca, navegando ebria y orgásmica
sobre una barca de plasma eyaculada en la cama…
 
Y a boca ancha me reclama, toda placida…
 
Y empantanada en sus aguas de mañana, gime y me ama…  
 
Y con sed se desborda en los albores de su alocada trama
volcánica. Y erotizada, desde su alma con palabras me reclama,
acalorada. Y en rabia, como una fiera preñada que no aguanta;  
se masturba sofocada frente a las ventanas abiertas de la sala.
 
¡Para que la vean quienes pasan…!
 
Pues la ninfa se estimula cuando la observan vedada, sin
tocarla, pues todo tiene su magia. Yo me resigno a
aguantarla pues da gracia al bien mirarla, pues cada poro
es un mar de ansias que suda toda la casa, late y lanza…
 
Y su pecho atormentado me inspira un verso al parparlo:
 
Y en una oda lo calco, pongo las letras a un lado, me
sumerjo y le extraigo concentrado un escenario. La destello  
y la acompaño con mis labios. Le doy amor y le extraigo
hasta el último párrafo amargo, beso a beso y disipado…
 
De un seno al otro y con mis dedos deseándola entre
manos. Sus pezones entre labios y su cuerpo ensimismado
y ya temblando. Y su oráculo mojado clitoridiano al
cuadrado; lleno de presagios, de flor de miel y fango…
 
Y yo en ramo de milagros tantricos flechado, oro orondo
por su pecho deseoso de sus senos. La inmaculo, la distraigo
y le penetro las entrañas del vedado. Su cuerpo arde
excitado; y al oráculo yo ruego que el orgasmo le sea placido. 

Picture by SM. 


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La Diosa de los rostros bellos

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Oleo al Poniente. Los Versos que quierO by Michel Benoit foto original Imane & Trinidad City, Cuba

Llevo escribiendo estos versos desde que bajó del cielo,
son los mismos que hace tiempo quise contar con mis
dedos; pero me faltó el aliento, la voz, la tinta y los
sueños. La sangre corrió y recuerdo, que me fui
poniendo viejo. Que perdí y gané, por cierto; que di por
ciertos misterios. Que vi en los cerros lloviendo y
nevando en mi cantero, que vi el poniente de un puerto.

Que pasó un año, otro y cientos; y no volvimos a vernos.

Que se incrustó en mis recuerdos y ahora la veo y la veo;
ya hace siglos que la veo y la recuerdo. La recuerdo, la
recuerdo y la recuerdo; solo sé que la recuerdo y que
la veo sonriendo. Que la beso y la pervierto, que la
tengo y la deseo, porque ronda mis pensares con su
espectro; y entre versos la recuerdo pedir besos. Y
entre rezos y boleros la despeino, como recuerdo…

¡Qué tiempo llevo ya en esto, ni me acuerdo…!

Yo me llamo pasatiempos y soy el Dios del Momento;
y ella se llama Milcuentos, la Diosa de los rostros bellos.

La que colmó mi cerebro aquella noche de enero, del
año ya no me acuerdo porque no vi el sol de nuevo,
después que toqué su cuerpo. Y en sombra voló su
espectro sobre el anochecer de aquel pueblo, donde
los bohemios en celos entonan boleros viejos. Rasgan
guitarras y cueros, cantan gallos, maúllan gatos; ladran
perros y hay ron bueno, que pierde a los amores ebrios.

Y serenatas, balcones y Romeo; y la Julieta del verso,
mira abajo y lanza besos desde el cielo, como cuento…

Y su rostro ante mis ojos veo de nuevo, sonriendo.

Hace encuentros que estas líneas me las debo, me las
prometí en un sueño pensando en ella despierto,
divagando por el pueblo despeinando sus cabellos y
secretos con mis dedos. Con sus ojos de colirio viendo
lejos, por su piel de terciopelo oliendo inciensos. Por
sus senos, pecho y cuerpo mereciéndolos; y por sus
labios beso a beso enmudeciéndolos, como recuerdo.

Yo me llamo pasatiempos y soy el Dios del Momento;
y ella se llama Milcuentos, la Diosa de los rostros bellos.

Como recuerdo…; cuando la advierto…

¡Qué tiempo llevo ya en esto, ni me acuerdo…!

 

Imane Abbad El Andaloussi by Michel Benoit 

Web of the photographer: http://www.lookandlike.book.fr

Web of the Model: http://www.imane-abbad-el-andaloussi.book.fr/

Foto original de la caratula de: “I- Oleo al poniente: Los versos que quiero

 

 

 

COMPRA I. Oleo Al Poniente: Los Versos Que Quiero

 

 


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La Gitana de Barrio Arpas.

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Flamenco Manouchka Modèle by Christian Leducq for Tony Cantero Suárez

Si algún día pasas por Barrio Arpas y sus ritmos te dan ganas, vete a las rumbas de salón que hay en sus salas. Entra en las casas donde los bardos rasguen sus guitarras afinándolas; y se desangren al tocar las ya afinadas. Donde repiquen tambores y toquen vacías las cajas. Y busca siempre al interior una gitana, la que más cante y no dé nunca notas bajas; la flor de enjambre.

Y al sol de claves, la que más baile, desnuda, placida y con arte. Con una rosa entallada por su cara, cabellos sueltos, argollas, pulsos y collares; azul bandana y gracia por todas sus partes…

Manouchka modèle by Christian Leducq for Tony Cantero Suárez

Llámala, convénsela, atrápala y llévatela a una terraza, cuéntale lo que te dé la gana y no le digas que fui yo quien te incitó a que las encontraras. Dile que faldas hay tantas deseando verse amadas por tus ganas siempre ávidas, pero que es ella quien tiene la garganta de cigarra que incita a madrugadas mágicas. Y la silueta que enmudece cuando baila, ondulando sus nostalgias sobre tablas.

Pues solo se escuchan palmadas calando aplausos de entrañas cuando termina su danza; y a solas besos le manda a las butacas. Dile que es ella la maga, la maja cuerda de arpa, la buena y media manzana, la estrella de la vía láctea; y el pas de deux que desarma los cuerpos de almas cansadas. La que nadie llama mala aunque haya tantas, la de los labios piratas…

La que sabe que al mirar la sala calla, pues solo ella la encanta, si a capela y pulso lanza un no te vayas; ¡que aún tengo ganas!

Por nada, en balde, pues todos la ojean sin tocar lo que más vale; y todos parten, sin saber que bajo el traje vive un alma de romances…

Y en bolero se hace aguas infectadas, pues las cañadas de lagrimas brotan raudas por su tierna cara orgásmica. Y van a marchitarse en la calle, frente corazones con hambre que anden buscando la carne de sus botones de altares. Para hornearla en los pajares de su enjambre, enchumbada en miel de abeja que se lame; para en sangre desafiar a quien no la gane.

Cuando ella misma pidió amarle, antes de rendir sus carruajes.

The face Manouchka Modèle by Christian Leducq for Tony Cantero Suárez

Y luego vuelve a su sala, al teatro de esta estampa donde baila, al mesón donde el azul tiñe el encaje, a la escena donde canta aun no te canses, al Olimpo en el Panteón de los cobardes,  de los hombres que la halagan y luego escapan sin darle. Y dile, que si ella acepta tus planes, le describirás en detalles la pieza donde tu voz la aclames, viéndola volar a sus aires y sangrándote.

Y cántale para que te baile hasta que acabes; y hasta que no pare no ceses de inspirarte. Enséñale lo que extrae un bardo errante, las melodías que hablen con los besos que se callen; y déjala mostrarse si te trae, un corazón que ante tu pecho la delate. Y toca tambores y claves, quema botones de carne, haz que vuele en tu tintero y suéltala en versos que la atrapen…

Y recuerda que al bailar calla la sala y que a solas ella la encanta; si a capela y pulso lanza un no te vayas sin palabras…

E inspírale un quiero amarte y déjate amar a sus anchas, bésala junto a la ventana, que todos vean de la calle que tú has venido a mimarla. Y si gritan que ganaste, diles que Reinas hay tantas, que basta con coronarles sus corolas ahuecadas. Y cántale para que te baile hasta que acabes; y aunque que te gima no ceses de contarla…

-   Y tócala para que te baile y cántale esta tonada:

“Por tus caderas gitanas, la rumba vive a sus anchas. La belleza se derrama acalorada; y las lujurias dan alas a las mariposas blancas, que en tu jardín brotan sin faldas, para no tener que desnudarse ya podadas. Tus cabellos por la plaza destrenzas tras campanadas; y a las melodías amargas, las perviertes y emborrachas con palmadas…”

Gitana Manouchka Modèle by Christian Leducq for Tony Cantero Suárez

¡Y besas y besas y besas, si tus labios lo reclaman!

-   Pues los amores de marras bailan con ella a distancia,  como este servidor de sala que la narra vuelta arpa.

 

Picture Courtesy of  Manouchka Modèle by Christian Leducq

Web of the model: http://www.manouchkadanza.book.fr/

Web of the Photographer: http://www.christianl.book.fr/


 


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